El Infierno de Eros (1/9) (Limbo)
Psique tras ver el verdadero rostro de Eros derramó del asombro aceite hirviendo en su corazón, lo que lo dañó de forma grave y murió. Como era un Dios, Eros acabó resucitando, con ayuda de un abalorio que aceleró el proceso.
Venus la castigó por matar a su hijo y la llevó al Infierno. Eros la extrañaba y se adentró al Infierno a intervenir y encontrar a Psique
Eros al ser un Dios no tenía miedo al Infierno, y no lo sentía ni frío ni caliente, sencillamente, y de una forma atemporal vivía el presente con sus sentidos. No era problema ir al Infierno, como sí lo era para una mortal como Psique.
Psique estaba en algún círculo, probablemente en el último. Eros debía superar todas las pruebas del Infierno en la Ciudad de la Luz, gobernada por Lucifer desde su Senado.
Lucifer era un líder benévolo y compasivo que cuidaba de almas rotas que estaban allí.
Para pasar al primer círculo Limbo, Eros debía derrotar a Cerbero.
Cerbero estaba despierto, y Eros no se le ocurrió otra cosa mejor que copiar una mejor versión de Orfeo: sacó una flauta y se puso a recitar liras.
Así es como lo durmió y pasando por las efigies de guardianes de piedra que se abrían ante él, entró en el Limbo.
Una vez allí, había un nubarrón que dejaba poco alcance a la vista. La luz se filtraba en el nubarrón, pero era más bien poca. Era un ambiente cálido, angosto y más oscuro que claro.
Eros iba por las calles de la ciudad y encontraba siervos, tanto animales cómo almas humanas. La ciudad estaba seca, algo que, en teoría debía resolver el Senado.
Nuestro dios sintió un toque en la espalda de un bebé, y se fue desconfiado frunciendo el ceño. Lo más seguro es que se viera reflejado.
Tras ello alzó la vista y consiguió ver edificios pagánicos y colosales, entre una muchedumbre que no se veía mutuamente; es decir estaba en una plaza formada entre grandes edificios, en la que se encontraba un gran número de almas.
Eros mantenía su moral en su media habitual, y empezando a flaquear encontró señales de esperanza por el camino: Luces ténues que transmitían confianza.
Siguió las señales hasta encontrar una última de un pasado conflictivo, acto seguido, encontró más almas en un claro de luz.
Eran las de un ex sectario, algunos criminales y mujeres amazonas derrotadas por el grupo de Ulises.
Se pusieron a hablar en otro idioma y más pronto que tarde, se retiró Eros muy impaciente y una bohemia juglar de Lesbos le reveló por qué estaban allí esas almas.
No eran más que proyecciones. Es entonces cuando esta ritualista le dijo que debía pasar al segundo círculo...