Orfeo decide ponerse a meditar tras llegar al tercer círculo. Coge su abrigo sin brazos de pastor y lo pone en el suelo para meditar y sembrar un hábito de comida sana.
Entonces dice:
Me gustaría, Eros, que hicieras lo mismo que yo sin dejarte llevar por tus pasiones, te ahorrará sufrimiento -poniendo un rostro serio asevera- es muy importante que las tentaciones del infierno no sean vistas como señales procedentes del amor.
Eros dudando seriamente de ese sermón pastoril se puso a buscar comida y disfrutar el hedonismo. Peca y come grandes cantidades de comida servidas por almas en bandejas de plata. Orfeo ignoraba tal imagen de Eros sucumbiendo en el tercer círculo y seguía a lo suyo.
Tras acabar los dos lo que estaban haciendo siguieron andando por allí, hasta encontrar un templo en el que una hecatombe de animales era sacrificada. Orfeo lo ve un buen ritual y recita un poema mágico:
"Ser o ser incertidumbre
Ser o no se' (sic)
Las fricciones entre planeta'
Planeta plural en tanto que retrógrado
Planeta de revolución en tanto que cronológico
Aesir por ahí no te vi
I must die master
Again and again
Gardener and loyal begginer".
Eros se escandalizó al ver tal escena y temblando, dice:
-¿Eres capaz de sacrificar los alimentos sólo para influir en los astros? Es el colmo de la necesidad...
Orfeo, priorizando el destino al camino, e incluso al cuerpo dice:
-Claro, todo sea por encontrar a Eurídice...
Eros atónito dijo:
-Es decir, que priorizas tu amada a ti mismo... Eso sólo la hará sufrir más a ella, como pasaba con mi querida Psique...
Orfeo reflexionando dijo:
-Tal vez tengas razón, el sacrificio del alimento no beneficia a mi cuerpo y éste debe ser fuerte para acometer esta aventura.
Siguieron andando ya en calma, desde los dos primeros kilómetros todo iba normal, pero a partir del tercer kilómetro el olor a azufre se intensificaba. Ya en el quinto kilómetro el olor era casi insoportable, podían seguir pero sería peor para su olfato.
Hicieron un perímetro yendo juntos por zonas y regresando a una cueva pequeña que atenuaba el olor del azufre.
Tras varias horas, tanto Orfeo como Eros comieron grandes cantidades de alimentos de alta calidad que estaban en las proximidades de la cueva en bancos de madera.
Justo durante el último bocado apareció una criatura de fuego.
Esta criatura intentaba levantar pasiones en el alma de los dos compañeros.
-¡No tenéis nada como presente para vuestras amadas! Exclamó la criatura.
-¡No es necesario, nosotros mismos tenemos valor! Contestó Orfeo confiado.
-Vuestro sacrificio es en vano, no sabéis por donde vais, huid ahora que podéis. Advirtió la criatura.
Ambos compañeros entraron en pánico y mataron a la criatura. De ella una brújula cayó, los llevó al cuarto círculo...