El Infierno de Eros y Orfeo (6/9) (de vuelta pasando por la Beneficencia)

Por el camino de vuelta pensaron en el mecenazgo y la caridad. Un mecenazgo para poder vivir y compartir en caridad, o algo así.

No era más que una trampa, que, fue muy poco eficaz contra Orfeo y Eros. No tenían apenas habilidades para atraer el mecenazgo e iniciar ese proyecto sin sentido.

Para dicho cometido empezaron a elucubrar todo el tiempo, lo que los mantuvo ocupados bastante rato, además algún recuerdo era liberado y cambiado, por ejemplo, el recuerdo de las amazonas era falso, Orfeo no fue a la guerra de Troya por una lesión emocional, recordó que era pastor y no guerrero...


Empezaron a poner en cuestión muchos recuerdos sublimados por el Infierno y el Demonio Parazón, un nombre muy confuso que podía interpretarse como parar la razón o parar el corazón, quizá ambas, en una anulación de los sentimientos por ese gran demonio.

Ese demonio en forma de chivo intentaba "recuperar" a Eros y Orfeo, que ensimismados en el proyecto social lo ignoraban.


Se les hizo el viaje muy ameno por ambos círculos, el cuarto y el tercero, apenas tenían resistencia percibida para volver, pese a todos los recursos empleados por Parazón. La ira seguía protegiendo a nuestros héroes. ¡Qué injusto era el mundo!¡No podía la alegría extenderse sin más como las demás emociones, estaba reprimida!

¡Las críticas aumentaban su conciencia pero los hechos todavía no llegaban estando aislados en el Infierno!


Problemas aparte Eros y Orfeo eran muy buenas personas, les podía su temperamento y formas, que camufladas con vocabulario complejo seguía siendo bastante afilado.

Lo afilado penetra más, y la sal de la tierra sana las heridas, quizá sea necesario ser afilado en un momento o contexto... ¿Quién podía saber eso? Eros y Orfeo también podían ser formales, de hecho, lo eran hasta el hartazgo, sobretodo el pastor...


Con palabras no cambia el mundo, te cambias a ti mismo. Pensó Orfeo.

Eros impresionado, trató de cambiar su forma de hacer la seducción, sin embargo no sabía por donde empezar. Ya trataría el asunto desde la experiencia más tarde, sin ensayar con libros o manuales humanistas, como sí hacía Orfeo, que para todo necesitaba un manual.

Estaban sintiendo la ira todavía contra sí mismos, por haber errado en su esfuerzo o conducta, necesitaban reparar a través de la beneficencia todo el daño que percibían en sus allegados por su culpa...


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