El Paraíso de Orfeo (9/9)

 Cronos estaba vigilando a Orfeo a través de las criaturas del bosque encantado, un bosque con una melodía interminable, y cuevas de acústica armónica.

Todo estimulaba los sentidos de Orfeo, que estaba muy contingente y herido.


No tardó en buscar néctar de las flores, de un tamaño algo mayor al normal. Estaba allí, recolectando flores y había tigres, pumas y animales aparentemente peligrosos, al menos, en la Tierra. Aquí eran pacíficos.

Los sueños frustrados de Orfeo también eran recordados en la melodía encantada. Ser un poeta de renombre, estar con Eurídice o visitar a los dioses en el panteón.


Estaba muy triste, y la primera emoción experimentada fue sanadora, digiriendo esa tristeza fue poco a poco siguiendo su camino por el paraíso. Seguía encontrando animales como gatos o loros de mar.

Trataba de comunicarse con alguien y nadie le hacía caso, puesto que eran animales todos.

No tenía compañía hasta que el mismo Cronos sintió pena. Es entonces cuando en una de las cuevas invocó a una ninfa de aspecto diferente a Eurídice, pero que era el espíritu de Eurídice.


Salió de la cueva con ella y empezaron a hablar.

-¿Quién eres, vienes del Infierno como yo? Preguntó Orfeo.

-No, yo estoy aquí por ti. Dijo Eurídice

-¿Vaya, y eso? Contesta él

-Ay, pues porque eres un espíritu muy puro y... Cortándose un poco Eurídice

-¿En serio? Que bien, me sientas bien. Respondió Orfeo

-Ay, que hombre


Orfeo se sonroja y sigue el mismo camino que ella. Empieza a liberar síntomas de enfermedad por su cuerpo que llevaban acumulados mucho tiempo.

La melodía lo tenía absorto mientras todo el proceso mental ocurría. Estuvieron varios meses así, paseando, yendo a la cueva y hablando...


Tenía que liberarse de su ego creado durante su proceso de enfermedad, y volver a ser sí mismo. Es así, como acabaría esta etapa de su vida. Eurídice sentía una melancolía por alegrarse por ver a Orfeo mejor y sentir pena, tenía que digerir ella también muchas emociones.

Estuvieron cuidándose mutuamente, hasta que el ego deformado de Orfeo se separó de su ser, y comenzó una nueva etapa en su proceso. Eurídice estaba deseando compartir de alguna forma ese avance con él.


Orfeo había desarrollado dos personalidades: una obscura, con fuerza y límites, y otra tenue, con agilidad mental y ternura. Las características obscuras estaban empezando a integrarse en su ego sano (tenue) en detrimento del ego deformado (obscuro). Ahora era sencillamente Orfeo, con fuerza, límites, agilidad mental y ternura...

Sin embargo se le quedó mal sabor de boca por impaciencia durante el proceso, pensando que su destino era permanecer en el paraíso y no volver a la Tierra...


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