El Páramo (1x03)

 La cárcel de la Unión estaba saturada y la fábrica de casas prefabricadas necesitaba una ampliación. La reforma para expandir la cárcel sería costosa, la de la fábrica poco rentable después. Los trabajadores querían mejorar sus condiciones de vida y buscaban ampliar la fábrica para mejores casas en el futuro.

La burocracia quería más esclavos, y los soldados estaban en medio. 

Había debates en el parlamento, este era ejecutivo y legislativo al mismo tiempo, por lo que los burócratas trabajaban ejecutando sus leyes. 

La disputa iba a decantarse del lado de los trabajadores al usar su único sindicato en pro de esta ampliación. Al no tener puestos de burocracia el sindicato servía a los intereses de una cantidad muy superior de trabajadores respecto a burócratas en la población general, con la neutralidad amistosa de los soldados a su favor.


Una vez hechas las obras la cárcel seguía saturada, la burocracia optó por aumentar las ejecuciones al FS. De 214 reclusos se pasaron a 180, lo que causó un desabastecimiento de madera para una fábrica ampliada. El número de trabajadores era 76. Se abrió el camino de contratar algunos para replantar y cortar los árboles. Era un trabajo poco reconocido y mal pagado por mezclarse con los del FS.

Alejandra seguía mientras tanto tratando de reinsertar a algún saqueador; solo lo consiguió dos veces en lo que llevaba de profesión, no estaba frustrada todavía pues era muy fuerte y sabía adaptarse a cualquier situación, lo que pasaba es que eso lo sentía más que nunca, tenía que reinsertar a uno al menos para salvar una vida...

Había menos trabajo y esto se notaba en menos gasto de recursos fijos a largo plazo. Un proyecto pionero propuso hacer silos con los excedentes de alimento y agua de lluvia almacenada. El resto de recursos eran más o menos escasos y no se podían almacenar, o dependían de la recolección.

La sociedad de la Unión era muy cerrada al exterior, esto dificultaba que la crisis malthusiana con el FS llegase a oídos de ellos por si decidían hacer una venganza.


Alejandra seguía recolectando después de su descanso en la tasca y al volver y vender se fijó en la arboleda artificial. Había un hombre muy tenaz cortando madera que era nuevo en la base, y se fue a verlo más de cerca. Ella lo esperó hasta que saliera de su trabajo e intentar hablar con él.

-¿Eres el nuevo, verdad?

-Sí, llegué hace relativamente poco, ¿por qué? 

-Me has llamado la atención. Replicó Alejandra

-Ah, bien, eso es bueno. Dijo el hombre

Le preguntó el nombre y siguieron hablando un rato más de su rutina. Este nuevo trabajador, Ezequiel, estaba intentando labrarse un futuro en el Páramo con su espíritu pionero. Haría buenas migas con otra pionera que era Alejandra.

Volviendo a su trabajo en la cárcel pensó que si Ezequiel trabajaba junto a los del FS, le podría ayudar a liberar a uno, a darle una oportunidad a uno que fuese sano.

La economía seguía movilizada y parecía que ya sería así el sistema económico, plenos poderes al gobierno para recolocar trabajadores y modificar los pocos sectores que había.

Con los silos ya creados había nuevas obras públicas que realizar.




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