El Páramo (1x04)

Ya contando con silos de comida y agua, las próximas obras públicas irían a un centro sanitario.

Esto implicaría especializar a trabajadores en las labores de la salud. Se construyó un edificio con la única fuente de la base con agua del silo, en ese edificio se darían masajes a trabajadores afectados por mucha carga de trabajo, se darían raciones de comida extra a los enfermos y se trataría de habilitar un espacio de escucha a pacientes con dolencias mentales.

Era un servicio muy básico y gratuito, que cuando la técnica avanzase o se recuperase, perfeccionaría el servicio de la mano de los profesionales.

Se pensaron innovaciones para un mejor servicio como algún tipo de analgésico, o métodos para tratar el agua contaminada que no era de lluvia clara.


Este sencillo gesto atrajo a más colonos que fueron a engrosar las filas de los trabajadores. La mayoría social de trabajadores y la poca cantidad de burócratas imposibilitaba el control directo a la población.

Los burócratas intentaban conciliar los intereses de todos, de forma que se conviviese en ese proto-estado.


Mientras tanto Alejandra y Ezequiel se estaban conociendo. Iban a las afueras de la cuidad a quedarse mirando el paisaje del páramo, soñando con una vida en un mundo mejor. Sentían nostalgia del futuro, un sentimiento de querer vivir algo que probablemente no verían: un mundo reconstruido.

La pena ante la miseria que vivían en ese páramo los hizo empatizar y Alejandra puso ojos de ternura a él, que su intuición le decía al verla que le esperaba un vínculo muy positivo, poniéndose contento.

De forma burlona Ezequiel dijo que él le gustaba a Alejandra, lo que ella negó rotundamente diciendo que era lesbiana. Él entonces pensó en negar su intuición, no obstante pensó con la cabeza que no importaba si no había atracción física, pero sí ternura.

Seguían hablando de su vida y congeniando, y Ezequiel estaba sintiendo estrés por la dura situación de Alejandra al quedarse huérfana. Entonces Alejandra dijo de aplazar la conversación a más tarde y volver otro día más adelante allí.


Ezequiel se fue un poco cabizbajo con ese dato y se fue a casa donde vivía con otros trabajadores que no eran de su familia. Su familia estaba en Ciudad Oasis, una ciudad neutral de comercio un poco más al sureste.

Ezequiel los iba a visitar cada mes un fin de semana y después volvía a su rutina de trabajo en la base de la Unión.


El aumento de trabajadores y la madera extra con ellos hizo que finalmente se hiciesen más barracones esta vez de madera para ampliar la cárcel, rodeados por la valla de metal ampliada. Mientras, los soldados estaban allí vigilando, lo que les otorgó funciones de control social ahora legales. Se planteó dividir a los soldados en soldados y guardias, es decir, que se iba a crear una policía en la base.

La cárcel no tenía represión policial, pero tenía a los soldados ejerciendo para obligar a trabajar a los reclusos, en cambio los funcionarios de prisiones estaban para hablar con ellos y hacer actividades de esparcimiento.

Con la cárcel ampliada y el control de los guardias, se planeó hacer una campaña de reclutamiento para seguir con la guerra contra el FS. 

Ezequiel pensó en hacerse soldado para tener mejores condiciones de vida y para demostrar su habilidades de francotirador, aunque viera la institución como represiva, pensaba que podría volver a ser como antaño antes de la guerra nuclear: una milicia de trabajadores.

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