El Páramo (1x10)
Juan y Ezequiel harían buenas migas. Cabo y Soldado Raso respectivamente...
En Ciudad Refugio fueron en parejas todos, y estos dos fueron juntos. La pre-fábrica de materiales de construcción era muy versátil, y era donde entrarían para conseguir contactos.
Los obreros estaban haciendo cemento casero, y ladrillos ayudados de herramientas, iban a ampliar dicha factoría y quizá el centro de investigación de la Ciudad. La productividad era alta y los beneficios bajos, debían construir mucho si querían que esa pre-fábrica rindiera, en lo que la Ciudad absorbía ciertas deudas a cambio de un beneficio mínimo... muy pequeño.
Una vez explicada esta industria, nuestros militares se dirigieron a los que estaban en la pausa del café. Estaban en un patio con ciertos cultivos de maíz ultra-resiliente, una mutación exagerada. Entre el maizal se ponían a jugar a modo de desahogo aquellos obreros. Otros tomaban el café y charlaban.
El tema general que descubrieron nuestros agentes es que..... (porque son nuestros... del pueblo con conciencia)...... Es que querían convertirse en un complejo militar-industrial, eso, y abrir un ferrocarril para la Ciudad a fuera por así decirlo, una rallada del Gobierno.
Querían según narraron nuestros agentes entre el CC y ellos expandir el estado a través de obras públicas poniendo como culmen el ferrocarril. Era una oportunidad de negocio. Con la economía centralizada y parcialmente liberalizada el comercio fluiría entre dos semi-autarquías...
Hechos estos lodos, aquellos barros de cemento. Dijo extremadamente confuso Juan.
Llamando a la tranquilidad y al consenso mandaron a un emisario a pactar un tratado de disponer acero y comprar cemento. Fue un pacto muy provechoso para ambas partes y el inicio de una relación económica.
El polvo se exparció entre un estrechamiento de manos deseando lo mejor en un intercambio de chapas un mes después. La suerte estaba echada y esta relación de comercio cordial establecida con buena raíz. Es más, La Unión compraba maíz al por menor a cambio de madera, por los cuentapropistas del Estado y los comerciantes de la ciudad.
La Suerte está echada de nuevo. Alejandra se hizo cuentapropista con características propias, y conocería a un nuevo amigo, Juan, que ya era amigo de Ezequiel... ¡Los amigos de mis amigos son mis amigos!
¡Sicio!¡Gracias!¡A qué adoras!¡Perdón Sicio no se puede nombrar es mal o bien!¡Gris profano, no se sabe, es nuevo!¿Un elemento? En efecto. Dijeron en la conversación mas surrealista que tuvieron ellos tres comiendo pollo y patatas en el bar de dudoso dueño.