El Páramo (2x04)

 El suelo pasados dos meses recuperó unos niveles de radiación más aceptables. Las semillas y brotes se plantaron por los jornaleros.

Aquel día el sol brillaba mucho, haciendo la jornada más intensa por el calor. Los jornaleros sudaban a gota gorda y se ponían bajo la sombra cada vez que podían, aunque había pocos sitios donde cobijarse.

Estos jornaleros medio estables, medio precarios eran la base del ejército de reserva del gobierno, que despedía y contrataba para aumentar o disminuir el paro según lo requiriese la economía.


Una vez plantados los tomates y pimientos había que esperar a que dieran frutos. Los de la segunda ciudad iban a plantar variaciones de tomate modificado genéticamente para ser más resistente a la radiación. Los llamarían mutitomes.

Los nervios por probar la variación afectaban a ciertos sectores del gobierno de La Unión, había discrepancias políticas y lucha de clases incipiente.

La esperanza de la clase trabajadora incrementaba sus aspiraciones y conclusiones políticas en su propio destino y medios para conseguir y guiarse por el camino.


No le interesaba un gobierno descafeinado de capitalismo de estado controlado por un partido comunista. Era una degeneración burocrática que lo alejaba de sus ideas fundacionales y aspiraciones comunistas.

La clase trabajadora dejó de confiar en el gobierno cada vez de forma más acelerada, y el registro de lucha de clases, por decirlo así, incrementaba en escaramuzas y huelgonas de carácter pacífico, aunque muy agitado y de mucho muchísimo "vapor". Había que desatascar el engranaje, la clase obrera era tratada como ganado por el gobierno despidiendo animales trabajadores para plantar cosechas.

La clase obrera se sentía carne de cañón para intereses ajenos a sí misma. Es cuando tras un mes de huelga; la primera huelga desde la guerra nuclear, el gobierno cayó y se erigió un soviet de jornaleros en la capital y su campo espiritual.

La nueva asamblea constituyente estaba en alza y debía ser soviética, es decir, basada en sóviets. El poder no estaba en manos de los sóviets, sin embargo era lo más legítimo que existía en ese momento. Se deberían de extender a soldados, fábricas y otros centros de trabajo.


La política exterior cambiaría aún manteniendo los tratados de comercio y relaciones diplomáticas y contratos de más baja categoría. Lo sano del gobierno era que podría revertir la tendencia a acentuar las clases sociales y acabar con una burocracia estancada... sobretodo eso...

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