El Páramo (2x06)

Alejandra se encontraba cansada y hastiada hasta cierto punto de su trabajo. La negociación era cansada y tenía que usar habilidades con las que no concordaba.

Quizá seguir, quizá no. Estaba en duda porque al menos le garantizaba un buen sueldo y proyección de futuro.

Quizá ascender, quizá rotar a otro puesto distinto. Ascender le daría más agencia y estrategia, otro puesto sería arriesgarse, no temía el cambio pero el hastío probablemente venía de tanto rotar y cambiar. ¿Preferiría el cansancio al hastío de la rotación?

Tenemos respuesta para Alejandra: prefiere estar cansada y no quedarse hastiada.


Incluso Juan lo sabía. Ezequiel era estúpido y no sabía nada.

Ellos dos estaban contentos en su puesto y aunque no muy bien pagado, se divertían.


El CE nuevo iba a fundar una empresa pública de gestión de residuos, así como el CC iba a hacer una ley de precios justos para el campo y amortiguar el enfado de las clases medias, en favor de los jornaleros, una mediación con la pequeña-burguesía gestionada de manera marxista.

Podrían ser más o menos hacendados, pero tenían cada vez menos poder y más sumisión al poder estatal. Estaban de capa caída, he aquí un secreto pequeño-burgués. Justo en sintonía en el Estado iba a sacar una empresa pública de loterías y títulos de ascenso en puestos de trabajo, una especie de lotería de valor pequeño y medio fácil de conseguir, y los títulos de trabajo.


Lo que pensaba el Estado de la Unión, en sí, era fundar muchas empresas y amortiguar así a la burocracia en favor del Estado soviético. He aquí un secreto sobre la degeneración de un estado soviético en concreto. En verdad el amortiguador funcionaría casi de lujo, con pocas trabas y fluyendo rápido en la sanación de los sóviet y administración pública.


Inspirado por un atasco creativo. Le dijo Alejandra a Juan, "tenemos que reinventar mi profesión". Juan conservando los papeles ante tal propuesta o reclamo más bien dicho, se propuso ascender por dos vías, la compra de títulos en la lotería para probar suerte (sólo podía ascender de su puesto de Cabo de uno en uno, y lo máximo era sub-Coronel) en base a su contribución con el IRPF. En fin una radio-cassette de buen pie se creó en el taller público sin venir a cuento.

Fue Alejandra quien se lo llevó para dar expectativas y dejar temblando a sus negociantes, y tener una agencia más elevada.

 

Volviendo a Juan la segunda vía al ascenso de ser Cabo sería el esfuerzo militar, en contra de un sistema meritocrático degenerado pequeño-burgués de hombres altamente elevados... súper hombres o lago decía alguien que era del palo ese.

 

Ezequiel era estúpido y se conformaba con todo, en la noche se volvía un hombre bastante sano y más estúpido aún. Sin dañar a nadie hacía ruidos de chico malo en su proyección de persona neurodivergente sin un diagnóstico claro. Era un angelillo a la par que estúpido. Se fue a mascar chicle.

 

Juan y Alejandra se fueron a tomar café y pan frito, o rebanada o como sea preferido ser dicho. En equipo abrieron una lata de conservas y el otro hizo el fuego.


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