El Páramo (2x07)
A la luz del fuego, Alejandra y Juan se divertían. Sus ganas de comer una buena barbacoa les hizo irse a buscar un animal para cazarlo.
Tras meterse en el bosque, armados buscaron a un animal que fuera grande o mediano. Busca buscando encontraron un oso medio grande, de color marrón suave, al verlo asustado, se apiadaron de él y se fue corriendo por el bosque.
Decidieron de improvisado coger bayas y frutas. Apiadarse del oso fue una buena opción para el bosque, que conservaría un animal sano y puro, con muy baja radiación delatado por su color en el pelaje.
Las bayas y frutas eran fáciles de comer y jugosas, algunos frutos eran medio secos y se frieron en aceite de girasol en un perol del campamento. Obvio fue que esa experiencia los uniría mucho.
El campamento regeneró su entusiasmo y ya una vez recogidos fueron a fuera de la zona. Una vez de vuelta al pueblo de La Unión volvieron a su rutina, era de noche y Ezequiel estaba con una vela en su casa y cenizas de haber quemado algo de madera para calentar e iluminar su hogar.
Relajados Alejandra y Juan fueron a casa de Juan, y Alejandra tomaría una decisión. Seguir conociendo a Juan, y quizá una decisión política personal... dejemos el misterio sin decir.
La Unión estaba haciendo un contrato para vender mutitomes a Ciudad Refugio. A cambio de más maíz les darían mutitomes. Fue conseguido por los emisarios del CE.
Mientras tanto en la aldea Venda y Apoyo, abrieron una clínica de observación de las estaciones para optimizar las cosechas durante los años venideros.
En Ciudad Refugio se abrió un taller público imitando a La Unión.
Juan fue sólo a la ciudad de los psicópatas. Allí en una operación individual se cargó a tres psicópatas venidos a más en una desafiante lucha contra la autoridad soviética.
La trampa de la diversión fue un regalo para Ezequiel, de la mano de Alejandra. Este libro le enseñaría a ser estúpido de manera más elegante.
Sin embargo, no lo entendió y se fue a tirar la basura del día anterior.
Nervios extremos de carácter infantil invadían la ciudad psicópata, que sería remediado con el maíz comprado. El nuevo maíz serviría para remediar incluso la psicopatía en una pequeña porción.
Lo que pensaba el nuevo gobierno era eso, que tratar de poner mitigaciones a esa enfermedad incurable sería humanitario y sensato.